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sábado, 12 de marzo de 2011

LA SEMILLA DORADA

LA SEMILLA DORADA

              Érase una vez una princesa llamada “Naira” .Vivía en un castillo en lo alto de una colina, era espectacular tenía 12 torres coronadas por cúpulas de color rosa, y estaba rodeado de jardines muy hermosos; con muchas rosas de diversos colores.
         Naira, era admirada por su hermosa belleza en todo el reino. Era de piel moreno anaranjado y de cabello a media melena de color castaño, cantaba como los ángeles y tocaba el piano. Sus amigos venían de muy lejos para escucharla, y los pájaros tarareaban las melodías que ella componía por todo el reino.
         Tenía muchos amigos, y les encantaba jugar a numerosas aventuras por el reino, uno de sus amigos había escuchado en boca de algunos campesinos la existencia de una semilla especial que era de oro y brillaba como un estrella del cielo. Debía de valer millones, pensaba el grupo de amigos compuesto por nuestra princesa “Naira”, dos niñas llamadas Dora y Laura y un niño, Luis. Luis, era el más aventurero y no tardó en encontrar un mapa que le había dado un campesino y que decía, en donde podría encontrarse la famosa semilla dorada.
         Nuestros amigos decidieron ir en busca de la famosa semilla, ya que de esta forma todo el reino seria rico; al poseer tal brillo, debería de contener mucho oro.
         Con las instrucciones del mapa, emprendieron el camino deberían encontrar a un búho que se encontraba pasados tres árboles mágicos. Que encontrarían fácilmente en el camino.
         Estuvieron largo rato caminando, y de pronto tras coronar una colina comenzaron a ver el lago que aparecía en el mapa, era inmenso y no se veía el final del agua; al cabo de unos minutos con Naira, encabezando la expedición, llegaron a la orilla .Ahora tenían que encontrar los árboles mágicos, para llegar hasta el búho.
         No tardaron en encontrar el primero. Dijo Naira, ese debe de ser el árbol que buscamos, mirar que raro es. Es una encina y de ella no cuelgan bellotas, sino racimos de uva. Dora y Laura no paraban de mirar el árbol. El tronco no lo podían abrazar entre todos. Y podía medir más de veinte metros de altura.
          Ya hemos encontrado el primero, ahora debemos buscar el segundo; dijo “Joel”. Emprendieron la marcha y a unos cinco minutos de camino, comenzaron a disipar otra forma curiosa. Esta vez era un abeto, que poseía manzanas doradas.
         Luis comenzó a correr, quería llegar el primero a ver aquella maravilla. Pronto lo alcanzaron todos y dijo Laura este sin duda es el segundo.
         Vamos démonos prisa, dijo Naira tiene que estar cerca nuestro tercer árbol; con el señor búho.
         Comenzaron el camino y siguiendo la orilla del lago, pronto vieron algo. Otro gran árbol con un gran tronco, con unas ramas fuertes y de gran tamaño; se trataba de un ciprés centenario. Se acercaron al árbol, en una de las ramas se veía un hueco. Laura se decidió a dar unos golpes con el puño cerrado, ¡toc, toc, toc! Una voz ronca dijo: ¿Quién llama a mi árbol?
         Nosotros, dijo Naira. El búho salió a la rama del árbol y dijo a nuestros amigos ¿Que hacéis aquí y que queréis de mí?
         Naira explicó al anciano búho, la historia de la semilla dorada y los planes del grupo para ir a buscarla. Necesitamos cruzar al otro lado del lago, le comentó al búho.
         Entonces deberéis resolver el enigma de la adivinanza, complicada pero con ingenio podéis descifrarla. Es la siguiente:
                   “Redonda y no tiene pelo
                     La comes y te refresca
                     Justo después de la siesta “
         Tras mucho pensar, dijo Naira si se refiere a siesta, es verano. Redonda y no tiene pelo debe de ser una fruta, y si es redonda… Yo digo que es “la sandía”.
        
         En efecto niños dijo el búho, la respuesta es correcta .Ahora deberéis ir al primer árbol y recoger unos racimos de uva; y al segundo una manzana cada uno. Dar un bocado a la manzana, y guardar los racimos.
         Nuestro grupo así lo hizo recogió unos racimos, luego una manzana cada uno y regresaron al tercer árbol. Le dieron un bocado a la manzana y de pronto apareció de la nada; un carruaje tirado por seis preciosos “ave fénix”, es decir caballos con unas alas enormes. Dos eran de color rosa, dos blancos y dos mestizos.
         Los niños estaban muy asombrados del espectáculo. Adelante, dijo el señor búho; dar de comer los racimos a nuestros animales y subir al carruaje, os llevará a la otra orilla.
         Naira, Laura y Dora dieron los racimos a las aves fénix y Luis   observaba el carruaje asombrado. Subieron todos al carruaje y dijo Luis adelante, nuestro carruaje comenzó a volar por encima del lago, muy pronto estuvieron al otro lado les dejo el carruaje en campo verde de césped.
         De pronto, apareció a lo lejos un grupo de corceles encabezados por dos príncipes, se acercaron al grupo y el príncipe dijo. Soy Jaime y este es el príncipe Joel, que os trae al reino de mi padre.
         Permíteme que me presente, soy la princesa Naira; mis amigas Laura y Dora. Y este es mi amigo Luis. Hemos venido a tu reino en busca de la semilla dorada. Es vital para nuestro reino, y yo creo que al vuestro también, se me ocurre que podíamos repartirla, si os parece bien.
         He oído hablar a nuestro ancianos de dicha semilla, dijo Jaime al igual que de vuestra belleza Señorita Naira; aunque se han quedado cortos. Gracias, dijo Naira sonrojada.
         Jaime se giró a sus súbditos y dijo preparad unos caballos para mis amigos y pongámonos en marcha. Tenemos que ir a una cueva, que hay en las montañas. Preparado todo dijo Jaime en marcha vallamos a por ella.
         Tras cruzar un par de ríos, no tardaron en llegar a la montaña y la senda comenzó a estrecharse; había que ir con mucho cuidado.
         Tras una hora de camino, por los desfiladeros de gran desnivel; un gran valle lleno de hermosas flores silvestres, se abrió ante sus ojos. Ahora tenemos que encontrar la cueva, dijo “Joel” en ella está un hada, que nos puede decir que debemos hacer.
         Qué bonito es esto dijo Dora, si dijo Laura; no había visto nada igual.
         Separémonos por el valle en grupos, y busquemos la cueva, dicen que tiene tres bocas; y de una de ellas mana agua de propiedades curativas.
         El grupo se dividió, y al poco rato se escuchó un grito. Dijo Luis venid todos, la he encontrado. Todos al galope se acercaron, y admiraron como de pronto detrás de un grupo de arbustos; al pie de una montaña. Estaba la cueva de las tres bocas, y de la central no paraba de salir una hermosa cascada de agua.
         Por cual entramos. Lo echaron a suertes con una moneda, cara la entrada de la derecha y cruz, la de la izquierda; gano cara, pero cuando iban a entrar; una luz salió por la cueva central y de ella apareció un hada vestida de blanco. Con perlas rosas incrustadas en el vestido, largos cabellos rubios y muy hermosa. Que os trae hasta mí niños. Naira dijo: La semilla dorada, nos gustaría conseguirla para nuestros reinados; dicen que es de oro y brilla como una estrella.
         No te equivocas niña, pero si queréis encontrarla; no busquéis riquezas. Brotará de vuestro interior, ahí debéis buscarla; y es cierto que mejorará vuestros reinos. Ya que cuando averigüéis donde se encuentra, la llevarais a todo el reino.
         Los niños se juntaros en un círculo. Y Laura preguntó señora, si brota de nuestro interior ¿sale del corazón? Si querida así es, crece en él; dijo el hada.
         Entonces ya entiendo todo, dijo Naira. No es de oro, pero sí que brilla donde toca. ¿Es el amor no señora hada? Si querida niña, dijo el hada. Es el amor y brota de vuestro interior. Si lo extendéis en vuestro reino el reino, será más feliz y mejor; a la vez que aumenta la riqueza. No material, si no espiritual y la paz reinará en él.
         Los niños muy contentos de haber encontrado la semilla dorada, volvieron al castillo de Jaime y Joel. Dieron una gran fiesta, con un gran baile en la corte. Contaron que era la semilla dorada, a todo el mundo. Después, se al día siguiente Jaime les llevó al puerto, y en un gran velero regresaron al reino de Naira. Llevaron la historia de la semilla dorada por todos los rincones del reino, y quizás a partir de ese día el reino fuese más feliz. Al mismo tiempo que una paz duradera inundó los reinos, aumentando la riqueza de ambos.
        
        

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