Érase una vez una princesa llamada “Naira” .Vivía en
un castillo en lo alto de una colina, era espectacular tenía 12 torres
coronadas por cúpulas de color rosa, y estaba rodeado de jardines muy hermosos;
con muchas rosas de diversos colores.
Naira,
era admirada por su hermosa belleza en todo el reino. Era de piel moreno
anaranjado y de cabello a media melena de color castaño, cantaba como los
ángeles y tocaba el piano. Sus amigos venían de muy lejos para escucharla, y los
pájaros tarareaban las melodías que ella componía por todo el reino.
Tenía
muchos amigos, y les encantaba jugar a numerosas aventuras por el reino, uno de
sus amigos había escuchado en boca de algunos campesinos la existencia de una
semilla especial que era de oro y brillaba como un estrella del cielo. Debía de
valer millones, pensaba el grupo de amigos compuesto por nuestra princesa
“Naira”, dos niñas llamadas Dora y Laura y un niño, Luis. Luis, era
el más aventurero y no tardó en encontrar un mapa que le había dado un
campesino y que decía, en donde podría encontrarse la famosa semilla dorada.
Nuestros
amigos decidieron ir en busca de la famosa semilla, ya que de esta forma todo
el reino seria rico; al poseer tal brillo, debería de contener mucho oro.
Con
las instrucciones del mapa, emprendieron el camino deberían encontrar a un búho
que se encontraba pasados tres árboles mágicos. Que encontrarían fácilmente en
el camino.
Estuvieron
largo rato caminando, y de pronto tras coronar una colina comenzaron a ver el
lago que aparecía en el mapa, era inmenso y no se veía el final del agua; al cabo
de unos minutos con Naira, encabezando la expedición, llegaron a la orilla
.Ahora tenían que encontrar los árboles mágicos, para llegar hasta el búho.
No
tardaron en encontrar el primero. Dijo Naira, ese debe de ser el árbol que
buscamos, mirar que raro es. Es una encina y de ella no cuelgan bellotas, sino
racimos de uva. Dora y Laura no paraban de mirar el árbol. El tronco no lo
podían abrazar entre todos. Y podía medir más de veinte metros de altura.
Ya
hemos encontrado el primero, ahora debemos buscar el segundo; dijo “Joel”.
Emprendieron la marcha y a unos cinco minutos de camino, comenzaron a disipar
otra forma curiosa. Esta vez era un abeto, que poseía manzanas doradas.
Luis
comenzó a correr, quería llegar el primero a ver aquella maravilla. Pronto lo
alcanzaron todos y dijo Laura este sin duda es el segundo.
Vamos
démonos prisa, dijo Naira tiene que estar cerca nuestro tercer árbol; con el
señor búho.
Comenzaron
el camino y siguiendo la orilla del lago, pronto vieron algo. Otro gran árbol
con un gran tronco, con unas ramas fuertes y de gran tamaño; se trataba de un
ciprés centenario. Se acercaron al árbol, en una de las ramas se veía un hueco.
Laura se decidió a dar unos golpes con el puño cerrado, ¡toc, toc, toc! Una voz
ronca dijo: ¿Quién llama a mi árbol?
Nosotros,
dijo Naira. El búho salió a la rama del árbol y dijo a nuestros amigos ¿Que
hacéis aquí y que queréis de mí?
Naira
explicó al anciano búho, la historia de la semilla dorada y los planes del
grupo para ir a buscarla. Necesitamos cruzar al otro lado del lago, le comentó
al búho.
Entonces
deberéis resolver el enigma de la adivinanza, complicada pero con ingenio
podéis descifrarla. Es la siguiente:
“Redonda
y no tiene pelo
La
comes y te refresca
Justo
después de la siesta “
Tras
mucho pensar, dijo Naira si se refiere a siesta, es verano. Redonda y no tiene
pelo debe de ser una fruta, y si es redonda… Yo digo que es “la sandía”.
En
efecto niños dijo el búho, la respuesta es correcta .Ahora deberéis ir al
primer árbol y recoger unos racimos de uva; y al segundo una manzana cada uno.
Dar un bocado a la manzana, y guardar los racimos.
Nuestro
grupo así lo hizo recogió unos racimos, luego una manzana cada uno y
regresaron al tercer árbol. Le dieron un bocado a la manzana y de pronto
apareció de la nada; un carruaje tirado por seis preciosos “ave fénix”, es
decir caballos con unas alas enormes. Dos eran de color rosa, dos blancos y dos
mestizos.
Los
niños estaban muy asombrados del espectáculo. Adelante, dijo el señor búho; dar
de comer los racimos a nuestros animales y subir al carruaje, os llevará a la
otra orilla.
Naira,
Laura y Dora dieron los racimos a las aves fénix y Luis observaba
el carruaje asombrado. Subieron todos al carruaje y dijo Luis adelante,
nuestro carruaje comenzó a volar por encima del lago, muy pronto estuvieron al
otro lado les dejo el carruaje en campo verde de césped.
De
pronto, apareció a lo lejos un grupo de corceles encabezados por dos
príncipes, se acercaron al grupo y el príncipe dijo. Soy Jaime y este es el príncipe
Joel, que os trae al reino de mi padre.
Permíteme
que me presente, soy la princesa Naira; mis amigas Laura y Dora. Y
este es mi amigo Luis. Hemos venido a tu reino en busca de la semilla
dorada. Es vital para nuestro reino, y yo creo que al vuestro también, se me
ocurre que podíamos repartirla, si os parece bien.
He
oído hablar a nuestro ancianos de dicha semilla, dijo Jaime al igual que de
vuestra belleza Señorita Naira; aunque se han quedado cortos. Gracias, dijo
Naira sonrojada.
Jaime
se giró a sus súbditos y dijo preparad unos caballos para mis amigos y
pongámonos en marcha. Tenemos que ir a una cueva, que hay en las montañas.
Preparado todo dijo Jaime en marcha vallamos a por ella.
Tras
cruzar un par de ríos, no tardaron en llegar a la montaña y la senda comenzó a
estrecharse; había que ir con mucho cuidado.
Tras
una hora de camino, por los desfiladeros de gran desnivel; un gran valle
lleno de hermosas flores silvestres, se abrió ante sus ojos. Ahora tenemos que
encontrar la cueva, dijo “Joel” en ella está un hada, que nos puede decir que
debemos hacer.
Qué
bonito es esto dijo Dora, si dijo Laura; no había visto nada igual.
Separémonos
por el valle en grupos, y busquemos la cueva, dicen que tiene tres bocas;
y de una de ellas mana agua de propiedades curativas.
El
grupo se dividió, y al poco rato se escuchó un grito. Dijo Luis venid todos, la
he encontrado. Todos al galope se acercaron, y admiraron como de pronto detrás
de un grupo de arbustos; al pie de una montaña. Estaba la cueva de las tres
bocas, y de la central no paraba de salir una hermosa cascada de agua.
Por
cual entramos. Lo echaron a suertes con una moneda, cara la entrada de la
derecha y cruz, la de la izquierda; gano cara, pero cuando iban a entrar; una
luz salió por la cueva central y de ella apareció un hada vestida de blanco.
Con perlas rosas incrustadas en el vestido, largos cabellos rubios y muy
hermosa. Que os trae hasta mí niños. Naira dijo: La semilla dorada, nos
gustaría conseguirla para nuestros reinados; dicen que es de oro y brilla como
una estrella.
No
te equivocas niña, pero si queréis encontrarla; no busquéis riquezas. Brotará
de vuestro interior, ahí debéis buscarla; y es cierto que mejorará vuestros
reinos. Ya que cuando averigüéis donde se encuentra, la llevarais a todo el
reino.
Los
niños se juntaros en un círculo. Y Laura preguntó señora, si brota de nuestro
interior ¿sale del corazón? Si querida así es, crece en él; dijo el hada.
Entonces
ya entiendo todo, dijo Naira. No es de oro, pero sí que brilla donde toca. ¿Es
el amor no señora hada? Si querida niña, dijo el hada. Es el amor y brota de
vuestro interior. Si lo extendéis en vuestro reino el reino, será más feliz y
mejor; a la vez que aumenta la riqueza. No material, si no espiritual y la paz
reinará en él.
Los
niños muy contentos de haber encontrado la semilla dorada, volvieron al
castillo de Jaime y Joel. Dieron una gran fiesta, con un gran baile en la
corte. Contaron que era la semilla dorada, a todo el mundo. Después, se al día
siguiente Jaime les llevó al puerto, y en un gran velero regresaron al reino de
Naira. Llevaron la historia de la semilla dorada por todos los rincones del
reino, y quizás a partir de ese día el reino fuese más feliz. Al mismo tiempo
que una paz duradera inundó los reinos, aumentando la riqueza de ambos.
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